Sitio impecable muy cerca de la Scala de Milán y el Duomo. Muy buena atención de camareros. Muy buen café latte. Ambiente muy luminoso. Musica excelente. Regresamos un sábado para almorzar pero como en muchos lugares de Italia los sábados no trabajan. Una pena. Queríamos además probar su tiramisú. Será en una próxima oportunidad