Estamos en Milán a pocos pasos del Duomo, la Catedral de la ciudad y aquí estamos en un patio silencioso y acogedor. La parte del bar es grande y tiene capacidad para muchas personas. Delante podemos admirar la gran mediana que cuando es golpeada por el sol marca la hora. El lugar también ofrece asientos en el interior. Las mesas son de estilo minimalista, pero bastante bien cuidadas. El servicio es bastante rápido. Escogimos dos cafés fríos y un poco de agua para refrescarnos. Los precios son promedio para la zona, pero al menos aquí no tienes que hacer cola para esperar un lugar en una mesa.