Un lugar pintoresco con comida fresca y auténtica. Sinceramente, sus pizzas eran las mejores que habíamos probado (¡y habíamos probado pizzas tanto en el Lago de Como como en el centro de Milán!). Base perfectamente crujiente, ingredientes de calidad y lleno de sabor.
Comí una ensalada y me sorprendió gratamente lo fresca y equilibrada que era: no era solo un acompañamiento, sino una auténtica estrella por sí sola. El ambiente era relajado y acogedor, y el servicio era amable sin ser autoritario.
Para colmo, tenía una excelente relación calidad-precio. La calidad de la comida superó con creces el precio, especialmente en comparación con otros lugares que visitamos. Salimos contentos, llenos y ya con ganas de volver.
Recomiendo encarecidamente detenerse aquí si desea disfrutar de buena comida en un entorno local y acogedor.
Cameriere disponibile e sempre sorridente, cornetti molto buoni e attenzione al cliente. Il caffè non sempre eccezionale ma il relax fa sorvolare su questa piccola cosa.