Il locale è carino, proprio in centro a Macerata. Il servizio un po’ frettoloso, ma comunque gentile. Le tagliatelle al ciauscolo un po’ troppo salate per il mio palato. Forse si dovrebbe tornare lontano dalle feste.
En primer lugar, una decoración encantadora con fotos antiguas y nuevas y chile colgando de la pared. Personal muy amable y acogedor. Gran bruschetta para empezar seguido de pinchos de cordero a la parrilla y frita misto de marisco y un gran vino tinto montefilliano recomendado por el personal. Muy recomendable