Típica heladería italiana con helados cremosos y bastante variedad de sabores. El trato por porte de los chicos que atienden muy amable ofreciéndonos pequeñas cucharillas de diferentes sabores a fin de elegir el helado que más nos gustase.
Ración generosa de helado aunque un poco caro... aunque hay que tener en cuenta que estamos a apenas 20 metros de la fontana de Trevi y eso tiene un precio.
A pesar de estar en una calle con muchísimo tránsito hay muchas personas despachando helados y nosotros no tuvimos apenas que esperar.
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